Los Signos

LA ROCA

Este signo está muy presente en la Biblia y en la tradición cristiana. Belén, Getsemaní, Massabielle… Las grutas han servido de refugio natural y han marcado la imaginación de los hombres. La roca de la Gruta también alberga lo sobrenatural. Muchos tocan esta roca, a veces por curiosidad, para sentir la roca lisa, reluciente, pulida por la fricción de millones de caricias. Aunque no desprenda fuerza mágica que cura, la roca representa el abrazo firme de Dios y nos invita a sobrepasar lo cotidiano para elevarnos hacia él.

LA LUZ

El signo de la luz aparece a menudo en la Historia Sagrada. La liberación e iluminación de Jesucristo derrotando al pecado representado por la esclavitud y la tiniebla. El sacerdote bendice el fuego y el cirio durante la Vigilia Pascual. Los peregrinos en Lourdes manifiestan su esperanza cuando van en procesión con la vela en la mano. Bernardita llegó a la gruta con una vela que mantuvo encendida durante toda la aparición. Algunas personas depositaron más velas encendidas en la gruta. Desde ese 19 de febrero de 1858 las velas ofrecidas por peregrinos arden día y noche ante la gruta como símbolo de las peticiones, ofrendas o agradecimientos, y el humo eleva al cielo sus intenciones de oración.

EL AGUA

Jesús se sentó junto al pozo, cansado del camino, y pidió de beber a la samaritana. “El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed”. La “Señora” pidió a Bernardita que bebiera de la fuente junto a la roca.

Para los católicos, Dios es quien cura por la intercesión de la Virgen María y la oración de los cristianos, por medio de los elementos naturales y de los sacramentos.

El agua de Lourdes es signo del agua del bautismo. El gesto del agua renueva el sentido de la historia de una persona, que purifica y libera su corazón.

LAS MULTITUDES

Nada hacía prever durante las apariciones a Bernardita en 1858 las proporciones que iba a adquirir la afluencia de peregrinos a Lourdes que se han alcanzado en la actualidad.

Bastaron unas semanas para que los curiosos acudieran a la “ciudad de los milagros”. Reconocidas las apariciones en 1862 se inician las peregrinaciones organizadas.

En los inicios del siglo XX se extiende a nivel mundial. Y posterior a la II Guerra Mundial las estadísticas se desbordan. Hombres y mujeres de distintas edades, estados sociales, y religiones acuden en masa a Lourdes movidos por diversos motivos.

En Lourdes se superan todas esas diferencias y se vive la reconciliación en aroma de vida fraterna y de iglesia universal.

LOS ENFERMOS Y QUIENES LES ACOMPAÑAN

Los enfermos están presentes en Lourdes desde las apariciones, donde ya se produjeron las primeras curaciones.

Posteriormente, con el creciente número de enfermos que acudían, algunas personas les ofrecían espontáneamente su ayuda, y ambos grupos no han dejado de crecer.

Actualmente el enfermo ocupa el primer lugar en el Santuario. El enfermo busca consuelo y encuentra un sentido a su sufrimiento, paz y alegría.

Los voluntarios prestan multitud de servicios en los puntos de acogida, explanada, gruta, piscinas… La curación del cuerpo no puede ocultar la curación del espíritu.Las personas enfermas y las sanas se encuentran ante la Gruta, se ayudan unos a otros intercambiando un gesto y una sonrisa, y compartiendo la oración. Por eso, Lourdes es un lugar de ternura, de afecto y de reconciliación de los corazones.